Siempre hemos sospechado, aún sin un conocimiento preciso, que realizar trabajos nocturnos constante o frecuentemente podía tener consecuencias físicas y/o psíquicas poco deseables. Ahora mismo, incluso recuerdo un caso de un vigilante nocturno que se vio afectado por desórdenes mentales que fueron relacionados con el tipo de trabajo que realizaba.
La ANSES, un organismo científico francés, ha publicado los resultados de su evaluación de los riesgos para la salud de los trabajadores expuestos a horarios atípicos, en particular el trabajo nocturno, regular o no. Como posibles consecuencias se han detectado posibles trastornos del sueño, trastornos metabólicos, riesgos cancerígenos, de trastornos cardiovasculares y problemas psicológicos. Y como efectos se mencionan:

En sus conclusiones, la ANSES recomienda modos de optimización de organización del trabajo nocturno, con el fin de minimizar el impacto en las vidas profesionales y personales de los empleados. 
Si los prevencionistas recogemos la recomendación de la ANSES de que cualquier paso que se dé en optimizar jornadas será positivo, comenzaremos a estudiar las jornadas de trabajo y, en su caso, a recomendar modificaciones organizativas pues, en algunas ocasiones, la propia organización del trabajo puede suponer un riesgo. El trabajo nocturno puede ser un ejemplo de dos cosas:

Os adjuntamos la noticia aparecida en www.prevencionintegral.com sobre el estudio de la ANSES mencionado en estas líneas.

http://www.prevencionintegral.com/actualidad/noticias/2016/07/10/confirmados-algunos-riesgos-especificos-trabajo-nocturno?utm_source=cerpie&utm_medium=email&utm_campaign=flash_09_08_2016