Javier Cassini Gómez de Cádiz,
Auditor Jefe y Director en Prevycontrol, Auditora de SGPRL

Todos los que nos dedicamos a la gestión de la prevención de riesgos laborales estaremos de acuerdo en que es necesario incrementar la cultura preventiva en las empresas -tanto en empresarios, directivos como trabajadores- para conseguir una adecuada implantación de la prevención en las empresas. La mejora de la situación en prevención y sus indicadores no puede venir únicamente derivada del endurecimiento y frecuencia de sanciones y/o sentencias judiciales.

Estas líneas encajan, entiendo, adecuadamente con una visión del Derecho más preventiva o anticipatoria y transversal dentro de la sociedad y, en este sentido, tienen perfecta cabida en este medio divulgativo y profesional.

Pero, ¿qué debemos entender por cultura preventiva? Después de analizar distintas definiciones, altamente coincidentes, podemos usar como ejemplo la explicitada por la British Advisory Committee on the Safety of Nuclear Installations:

«La cultura de seguridad de una organización es el producto de los valores, actitudes, percepciones, competencias y patrones de conducta de individuos y grupos que determinan el compromiso, así como su estilo y habilidad respecto a la salud de la organización y a la gestión de la seguridad».

Si pensamos en todo lo que engloba el concepto definido, creo que somos conscientes en que queda mucho terreno por andar y nos preguntaremos cómo, y si es posible, conseguir resultados en la mejora de la cultura preventiva en este momento.

Con el simple objetivo de esbozar la situación y generar opiniones diversas, se aporta  un breve punto de vista al respecto. Tratando de conocer dónde nos encontramos, podríamos aportar algunos pensamientos:

Si tratamos de responder a la pregunta que encabeza a estas líneas, podemos decir que SÍ es posible. En primera persona, he vivido y participado en algún caso al respecto.

Lo que a continuación se expone son pautas para el diseño de un plan a largo plazo de mejora de la cultura preventiva en una organización, con cierta eficacia y abordando esta mejora desde varios puntos de vista y, por tanto, con la participación de distintos profesionales en la aplicación de la prevención de riesgos laborales.

En primer lugar, algunas ideas básicas sin las cuales difícilmente podremos tener éxito si queremos implantar un modelo de mejora de la cultura preventiva:

En segundo lugar, es necesario realizar un Plan que incluya herramientas y pasos como:

Si realizamos algo como lo anterior, al construir una Memoria de la Actividad de Mejora de la Cultura Preventiva en la organización habremos definido un punto de partida tras el que deberemos hacer dos cosas:

1. Establecer puntos de medida períodicos que nos hagan conocer el avance de la cultura preventiva así como la adecuación de pasos posteriores.

2. Integrar actividades derivadas del plan anterior en la Planificación de la Actividad Preventiva (Art. 16 de la Ley 31/95 de Prevención de Riesgos Laborales y Arts. 8 y 9 del RD 39/97 Reglamento de los Servicios de Prevención) que debe de realizar períodicamente la empresa, logrando así que la mejora de la cultura preventiva sea una actividad preventiva más.

3. En el anterior sentido, la Evaluación de Riesgo Psicosocial puede ser un elemento de medida que nos aporte información de relevancia.

Es un camino de largo recorrido, que se opone a nuestra habitual manera como sociedad de enfocar aspectos preventivos –más individual que colectivo y más improvisador que planificador-, pero que hay que afrontar si queremos tener resultados positivos a largo plazo en materia de prevención de riesgos laborales sin tener que esperar a los resultados de un sistema educativo que, en opinión personal, podía ayudar más a nuestra labor como prevencionistas.

El mundo del Derecho, sin duda, tendrá mucho que aportar en el abordaje de planes de mejora de la cultura preventiva si le damos a los conceptos y estrategias legales una visión transversal y preventiva más que reactiva.