¿Cambiará algo en la PRL después del coronavirus?
En estos días de parón forzoso del país son frecuentes las conversaciones sobre cómo hemos llegado a esta situación y si lo que está acaeciendo provocará un cambio en nuestra actitud vital, incluyendo la vision de la PRL que se tiene actualmente.
Centrémonos en este segundo punto dejando a un lado opiniones acerca de cómo hemos llegado a la situación que vivimos o a la gestión que se está haciendo sobre la misma.
Estaremos de acuerdo en que una de las características que tenemos como sociedad es nuestra mejorable capacidad para planificar y preveer acontencimientos, y esto choca frontalmente con la gestión de prevención de riesgos laborales; sin embargo somos extraordinarios improvisadores. Creo que todo est es fruto de nuestro ascendente latino y lo compartimos con otros países igualmente latinos.
A este respecto y como ejemplo, me contaba hace poco un directivo de una multinacional dedicada al mantenimiento de instalaciones industriales que, cuando acude a realizar una reparación un profesional inglés o alemán, lo hace con una metodología muy estricta y planificada lo que, en ocasiones, le lleva a paralizar el trabajo si es necesario desviarse de lo planificado; si el profesional es español, lo planificado es posible que pase a un segundo plano y se solucione la avería con cualquier otro tipo de recurso no previsto. El profesional español es mas efectivo a corto plazo pero la solución adoptada, en ocasiones, causa otros problemas no contemplados o tiene una duración menor en el tiempo.
Creo que los que nos dedicamos a la prevención de riesgos laborales (PRL) podemos entender perfectamente lo que supone estas dos formas de trabajar. Muy frecuentemente, la actividad de prevención de riesgos laborales no dispone de una planificación ni previsión y, como se dijo, esto choca de manera frontal con lo que supone la PRL planificar y actuar para prevenir. También reconoceremos nítidamente el choque que supone este asunto entre los Departamentos PRL y los Mandos Intermedios o, incluso, con los Directivos o los mismos trabajadores de base.
Más pronto que tarde pasará la situacion que estamos viviendo y, poco a poco, nuestras vidas iran recuperando la normalidad. ¿Pero habremos aprendido algo que se traduzca en cambios a largo plazo?, o, ¿es esperable un cambio de visión personal en lo que supone planificar y actuar para prevenir en todo orden de nuestra vida y que llegue la gestión PRL?.
Hay quién opina que ya hemos cambiado y que, aplicando a la PRL, la gestión PRL adquirirá mayor peso en la gestión general de las empresas. Otros manifiestan que, una vez recuperada la normalidad, nos centraremos en el día a día con mucho más énfasis en el área productiva de nuestras empresas pues la situación lo requiere y que la PRL estará en el mismo lugar de siempre, un segundo plano. Incluso, es posible que, en un primer momento, se le otorgue mayor valor a aspectos de prevención a todo nivel, pero luego el día a día nos arrastre al mismo lugar en el que estábamos, en este sentido, antes de que nos invadiera el coronavirus.
Seguramente, habrá un poco de todo esto; pero es posible que haga falta más de una generación para que se produzca un cambio profundo que elimine nuestra tendencia a la falta de planificación y previsión. A lo mejor este virus ha sembrado la semilla que logre que en posteriores generaciones latinas germine otra forma de ver las cosas, más planificadora, previsora y anticipatoria. Ojalá que, al menos, obtengamos esto.
Los prevencionistas tenemos un fuerte argumento más para empujar y regar la semilla que ha plantado este virus, creando un efecto multiplicador en las empresas y, por ende, en la sociedad.