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La Auditoría PRL como termómetro de la Salud Laboral en el IV Congreso Prevencionar

La Ley 31/95 de Prevención de Riesgos Laborales y el RD 39/97 Reglamento de los Servicios de Prevención definen la obligatoriedad, en determinados casos, de someter la actividad preventiva a Auditorías Periódicas.

Pero más allá de una obligatoriedad legal, no debemos sustraernos al objetivo de la norma: Proteger a las personas de los riesgos derivados de su ocupación laboral, como una vez me dijeron, “que a las personas no les pasen cosas”.

Este objetivo debe marcar, de modo primordial, también a las Auditorías en materia de prevención de riesgos laborales.

Detrás de la aplicación de la prevención de riesgos laborales hay una obligación humana que provoca que estas Auditorías sean distintas en base al objetivo citado, no es lo mismo tener un problema contable o tener contingencias derivadas de una auditoría de certificación de cualquier sistema que sufrir las consecuencias de un accidente laboral donde hay daños para las personas.

Por ello, el perfil del Auditor en prevención de riesgos laborales (PRL) y el trabajo auditor en sí es, o debe ser, diferente. Aspectos como la comunicación, la sensibilidad, los conocimientos prácticos previos, un informe de auditoría que resulte útil, la independencia, la transmisión de buenas prácticas, etc, son aspectos de importancia en un proceso de auditoría en prevención de riesgos laborales.

Repasemos brevemente algunos aspectos de interés en la aplicación de la Auditoría PRL, obviamente, sin ánimo exhaustivo y con la intención de provocar la reflexión.

Objetivo primordial: Ya hemos comentado que el objetivo de los intervinientes en prevención de riesgos laborales es que no ocurran daños para la salud, y el auditor PRL no escapa ni debe escapar a este objetivo, incluso por encima del purismo auditor o el seguimiento estricto de cualquier metodología.

¿Qué debe verse en la Auditoría PRL?: Desde una perspectiva global, podemos decir,

Factor Tiempo: El auditor PRL, como casi todos los auditores, dispone de un tiempo limitado para analizar y emitir un informe de auditoría que resulte fidedigno y útil a la empresa auditada. Ello exige que el auditor “entienda” en poco tiempo dónde está y ello pide el conocimiento práctico de lo que es una empresa, en general, alejando la idea de aplicar con rigidez una lista de chequeo de ajuste a la normativa PRL.

Interferencia en la empresa auditada y generación de valor: La empresa es un ente dinámico que tiene unos procesos productivos con los cuales el auditor debe interferir lo menos posible. Por dos motivos, por “estorbar” lo menos posible en el trabajo diario de la empresa y porque, sin interferir y desarrollando el trabajo auditor en un entorno de trabajo normal, se podrá conocer mejor cómo se aplica la prevención de riesgos laborales en la empresa. Igualmente, de este modo, podremos ofrecer a la empresa un informe útil -más allá del cumplimiento de una normativa legal- que permita mostrar caminos de mejora a los responsables de prevención en las empresas; esto último es cada vez más valorado por las empresas y resulta menos frecuente notar que se esconden situaciones que podrían ser objeto de mejora, sino que las empresas aprovechan la auditoría en un sentido positivo. Igualmente, la participación de los trabajadores cada vez resulta más útil y fidedigna.

Por dónde comenzar: Los efectos de una adecuada aplicación de la PRL en la empresa se puede observar con rapidez analizando los distintos índices de siniestralidad y su evolución en varios ejercicios. Luego, para dibujar el marco inicial en el que se estudiará lo que la empresa hace en PRL, empezar conociendo los resultados que se obtienen en materia de siniestralidad, e intentando entender el por qué de dichos resultados, es una buena manera de situarse. No es muy infrecuente que las empresas no hayan analizado su siniestralidad, las causas de los accidentes o enfermedades profesionales y, por tanto, no hayan tomado medias específicas en este sentido perdiendo, de este modo, una oportunidad de mejora que seguro precisan. Este ejercicio inicial suele resultar muy útil, no solamente en el proceso de auditoría, sino para la empresa en sí.

La independencia del auditor: Es bien sabido que cualquier auditor debe ser independiente y no mantener vínculos con la empresa auditada que le hagan tener ciertos sesgos en su trabajo. La legislación en prevención de riesgos laborales es explícita en este apartado, primero en el Art. 32.2 del RD 39/97 y, posteriormente, es aún más clara en el Art. 13.12 de la Ley de Infracciones y Sanciones en el Orden Social (LISOS). Desde luego, debe entenderse de manera restrictiva pues, en materia de prevención de riesgos laborales, se debe tener en cuenta de que el objetivo primordial es la protección de la seguridad y salud de los trabajadores y cualquier sesgo en el trabajo auditor no favorece precisamente lo anterior y resta potencia a la labor en prevención de riesgos laborales que desarrolla la empresa y, además, a la misma auditoría PRL en sí misma.

La transmisión de buenas prácticas: Un auditor PRL tiene la enorme fortuna, debido a su labor profesional, de conocer numerosos sectores, las distintas soluciones que las empresas dan a similares problemas en la aplicación PRL así como los resultados y variables de las mismas. Ese conocimiento es una aportación que se puede ofrecer a las empresas auditadas, obviamente salvando la confidencialidad, si se quiere contribuir a que las empresas mejoren en su actividad preventiva. No se trata de realizar tareas más propias de un trabajo de consultoría, sino de plantear ideas de modo general que puedan resultar útiles para la empresa y la misma sea capaz de desarrollarlas; es algo muy apreciado entre las empresas que tienen vocación de mejora y clara intención de obtener rendimiento a un proceso de auditoría en materia PRL.

Qué características principales debe tener un auditor: Ya hablábamos antes de la experiencia empresarial de que disponer un auditor PRL pero, además, la experiencia efectiva en la aplicación de la PRL tiene capital importancia así como la formación adecuada, experiencia y conocimientos en sistemas de gestión, sensibilidad social dada la actividad desarrollada, elevada capacidad de análisis y síntesis pues se dispone de poco tiempo para “entender” a una empresa en su vertiente PRL, perseverancia y constancia, capacidad de mediación, responsabilidad, alta empatía y facilidad de comunicación, dado que debe mantenerse contacto con numerosas personas durante el proceso de auditoría PRL y obviamente, confidencialidad y la ya citada independencia.

Clases de auditores: Pero no basta con disponer de las características anteriores, que no sería poco, sino que también debemos añadir el talante de la persona que ejerce la labor auditora. Si unimos todo lo anterior, podemos distinguir cuatro clases de auditores, de un modo un poco simplificador, con una definición que todos podremos entender, con un mensaje clave al final y en palabras de un amigo muy experto en la aplicación de la PRL con notable éxito.

Tras este breve, pero intenso, repaso a lo que es el trabajo en auditoría PRL espero se haya suscitado debate -interno o externo, como en el próximo IV Congreso Prevencionar– sobre esta herramienta preventiva y todo lo que puede aportar a la aplicación PRL en la empresa, contribuyendo a que las personas trabajen en entornos más seguros y, como se dijo, mucho más allá de un cumplimiento legal, convirtiendo a la Auditoría PRL en un eficaz termómetro de la actividad en prevención de riesgos laborales.