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La desconexión tecnológica del trabajo

Autor: Javier Cassini Gómez de Cádiz – Auditor Jefe y Director en Prevycontrol, Auditora de SGPRL

En el año 2.016, en Francia, se comenzó a legislar acerca del derecho de los trabajadores a desconectarse del trabajo diariamente regulando el uso de las tecnologías de comunicación.

El asunto es de trascendencia y ha tenido repercusión durante el pasado 2.017 en los distintos países que componen la Unión Europea.

Aun considerando como objetivo de estas líneas apuntar pensamiento más que el desarrollo jurídico del asunto, resulta inevitable y necesario desarrollar brevemente lo que dispone esta legislación para luego comentar, en clave de opinión, si puede tener éxito, es una lucha como la de Don Quijote contra lo que creía gigantes o si tiene sentido pensar en el dicho de «cuando las barbas de tu vecino veas pelar echa las tuyas a remojar» y podamos pensar en una extrapolación al resto de Europa y, por tanto, a nuestro país.

APUNTES SOBRE LA REFORMA FRANCESA

Por esta legislación, que ha entrado en vigor el pasado 1 de Enero de 2.017, el trabajador tiene derecho a la desconexión digital con su empresa una vez finalizada la jornada laboral

  • Con esta legislación se define underecho para los trabajadores por cuenta ajena y una obligación para las empresas de determinado tamaño. Es necesario regular el uso de las nuevas tecnologías (mensajerías y correos electrónicos o teléfonos móviles) para garantizar el respeto del tiempo de descanso y de las vacaciones.
  • Dentro de las justificaciones de aplicar esta regulación se encuentra el pensamiento de que eluso no controlado de las nuevas tecnologías pudiera resultar perjudicial para la salud de los trabajadores, lo que convierte a este asunto en parte de la gestión de seguridad y salud en el trabajo, nuestra prevención de riesgos laborales.
  • Se deberá realizar mediante lanegociación entre las partes dentro de la empresa. Alcanza, de momento, a lasempresas de más de 50 trabajadoresy el acuerdo podrá tener una duración de uno o varios años. En caso de desacuerdo, corresponderá al empresario establecer los contenidos del programa de desconexión, sus reglas.
  • Es importante añadir queno se considera obligatorio por norma desconectar el móvil profesional ni tampoco cerrar el servidore impedir de este modo el acceso al correo electrónico a partir de una hora concreta. Solamente consiste en provocar que las empresas, en función de sus necesidades, consensuen con sus trabajadores y se regule este aspecto.

Es decir y en resumidas cuentas, nos encontramos con una legislación abierta que solamente obliga a tomar medidas en consenso con sus trabajadores

ALGUNOS EJEMPLOS ANTERIORES

El problema que desemboca en la promulgación de la citada legislación ya era conocido y algunas empresas, de elevado tamaño, ya empezaban a tomar medidas al respecto. Por ejemplo:

  • Las patronales del sector de tecnología Cinov39 y Syntec habían acordado con las centrales sindicales CFDT y CFE-CGC un acuerdo que, entre otros aspectos, establece la obligación de desconexión de los sistemas de comunicación a distancia de la empresa para determinados cuadros, a fin de asegurar su derecho a un período mínimo de descanso. El acuerdo llega a mencionar la obligatoriedad de implantar un sistema de seguimiento del derecho a la desconexión por el trabajador.
  • Orange pidió a sus trabajadores que definieran tiempos para no usar el correo electrónico, especialmente durante las reuniones, aunque esto último no parezca ser el objetivo de la legislación.
  • Volkswagen se planteó, en 2.011, implantar un sistema que desconecta sus servidores de comunicación de los teléfonos móviles profesionales de sus empleados entre las 18.15 horas y las 7 de la mañana del día siguiente, cosa que hizo parcialmente.
  • Michelín ha definido un control de las conexiones a distancia,a horas consideradas nítidamente como no laborables, dirigido a los directivos que prestan servicio de modo itinerante.
  • Mercedes-Benz ofrece a sus empleados el sistema Mail on holiday, por medio del cual los correos enviados a trabajadores de vacaciones son redirigidos a otros contactos disponibles dentro de la empresa, facilitando la desconexión en período vacacional y la posterior sobrecarga de correos que suele seguir al período vacacional.

¿QUÉ PUEDE INFLUIR EN EL ÉXITO O FRACASO DE ESTAS MEDIDAS?

Es claro que el problema de la falta de desconexión existe y nos alcanza prácticamente a todos y, por tanto, estas iniciativas son oportunas -independientemente de que se puedan considerar un «brindis al sol» o  no-.

Según un estudio publicado en 2.017 por el Gabinete Eléas, un 37 % de los trabajadores usan sus herramientas digitales profesionales fuera de los horarios de trabajo y un 62 % estaban en favor de una regulación.

Pero hay muchos factores que influyen en el éxito o no de las medidas que se puedan tomar al respecto. De modo no exhaustivo, pensemos en algunas aunque seguro que podríamos añadir algunas más:

  • La globalización del mundo de la empresa nos alcanza a muchos y los horarios de los diferentes países son un problema para poder desconectar a una determinada hora en un determinado lugar del mundo.
  • Por lo anterior y, principalmente, por las responsabilidades de cada puesto, el contenido del puesto de trabajo de cada persona influirá notoriamente en que sea posible o no la necesaria desconexión de las tareas laborales.
  • Si tenemos en cuenta la adicción creciente al mundo tecnológico, especialmente en lo referido a comunicaciones, tampoco será un factor que vaya a facilitar una desconexión. Pensemos en la gente más joven…¿es fácil que se desconecten de sus smartphones?.
  • Las características personales de cada uno y la visión que cada persona tenga sobre su trabajo y el mundo tecnológico también influirán mucho en la posible desconexión. Pensemos en los excesos de responsabilidad que asumimos y queremos asumir, el modo de trabajo que nos impongamos, etc.

Quedémonos en este último punto y veamos este tema como algo que viene de lejos y no solamente vinculado al mundo laboral.

PERO, ¿ES POSIBLE DESCONECTAR DE LOS MEDIOS TECNOLÓGICOS?

Recuerdo que cuando comencé a trabajar, hace ya unos pocos años, tenía en mi despacho un teléfono de color rojo, una máquina de escribir y una pantalla que me conectaba con un ordenador central que ocupaba casi una habitación normal de una vivienda. Cuando tenía un problema urgente usaba el teléfono y, si no conseguía dar con la persona a la que llamaba, dejaba el recado a la persona que me cogía el teléfono y esperaba respuesta. Si el asunto no era tan urgente o necesitaba de envío de papeles, usaba la máquina de escribir y el servicio de correos asumiendo que, posiblemente, no tuviera respuesta en unos diez días. Y no pasaba nada.

Al poco apareció el fax y ya podías enviar asuntos por escrito, con lo que acelerábamos el proceso y, si tenía prisa, usaba de nuevo el teléfono para aquello de «ya tienes ahí la información». Empezamos a generar más urgencia y estrés ante cualquier asunto.

Y entra en escena el teléfono móvil, con él nos saltamos a la persona que nos cogía el teléfono si no estaba el interlocutor deseado y podemos llamar a éste se encuentre donde se encuentre. Y empezamos a no calibrar la importancia de lo que vamos a comunicar sino que vamos, de alguna manera, «resolviendo problemas por el simple hecho de comunicarlos…»

Posteriormente, aparece el correo electrónico, primero solamente con destino a nuestro ordenador personal y luego a nuestro Smartphone…Ya nos llegan los asuntos donde estemos y con toda la información posible.

En unos pocos años, ha cambiado en gran medida y para muchos de nosotros nuestra forma de trabajar. Sin duda, ahora tenemos más estrés, hemos perdido la noción de lo importante por lo urgente para un tercero, pensamos que solucionamos problemas simplemente trasladándolo urgentemente a otro -lo cual nos sirve después como herramienta de justificación sin haber hecho nada, «yo te envié un correo, míralo, ¡aquí está¡»-. Y lo que es peor, somos incapaces de separarnos de los medios tecnológicos de comunicación…cuántas veces nos hemos vuelto a casa a por el móvil o evitamos desconectarlos en reuniones independientemente de su importancia… Sin este aparatito tenemos la sensación de estar fuera del mundo y nos genera enorme inseguridad…«voy a perder el negocio de mi vida o seguro que ahora sucede algo y me sorprende incomunicado», por ejemplo.

Vivimos en la cultura de la inmediatez, todo tiene que ser ahora, independientemente de su importancia. Si, además, mezclamos el creciente problema de la adicción al trabajo con las adicciones a las nuevas tecnologías, el resultado es explosivo y hace saltar por los aires cualquier atisbo de vida personal…salvo que viajemos a sitios desconocidos y lejanos o residamos en lugares con dificultades de comunicación, lo que es cada vez más difícil.

Y con este marco, ¿será posible que las empresas sean sensibles a la necesaria desconexión de los medios tecnológicos?, ¿seremos nosotros capaces de desconectarnos del mundo y dedicarnos a lo que tanto se reclama como conciliación de la vida personal?

De momento, me inclino a responder negativamente a ambas cuestiones y no tengo muchas esperanzas de que vayamos por el camino adecuado a estos efectos; cuántas personas conocemos que fueron intentando resistirse a un uso, quizás exacerbado, de los medios de comunicación tecnológicos y han acabado sucumbiendo ante la forma de vida que se impone…¿Serán estos intentos legislativos una quimera?

Desde luego se trata de una situación que alcanza a todos los ámbitos de la vida, profesionales y personales y, por ello, la relación de todo esto con la prevención de riesgos laborales es clara; por ejemplo, el descanso y la desconexión son necesarios y si no se producen durante un largo período de tiempo el nivel de estrés se incrementa, ya hay numerosos estudios donde esta relación se observa nítidamente y, por otro lado, la productividad tenderá a bajar. ¿Es posible que, en general, no estemos sabiendo usar los medios tecnológicos que el desarrollo pone en nuestra mano y hayamos creado un monstruo que controla nuestras vidas?

A ver si va  a resultar que va a tener razón mi buen amigo José María Viñas, Profesor de Derecho del Trabajo y Seguridad Social de la Universidad de Granada, cuando dice que «el nivel de felicidad es directamente proporcional a la duración de la batería del móvil».

Aplicado al tipo de lector de www.legaltoday.com, es evidente que se está abriendo un campo jurídico de enorme interés y trascendencia, con argumentos aún nada nítidos y con situaciones enormemente variables según cada caso. Pero el mundo del Derecho, como ha hecho siempre, deberá evolucionar en este sentido y ayudar a crear un mundo un poco más «razonable».