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La vuelta al trabajo segura durante la desescalada

Con las primeras fases de la desescalada, muchas organizaciones retoman la actividad y los empleados se van incorporando poco a poco a la nueva normalidad.

El regreso a las oficinas es una transición delicada en la que deberá intervenir el departamento de Prevención de Riesgos Laborales o en su ausencia, los servicios externos o personal interno sobre el que recaiga dicha responsabilidad, y a la que debe sumarse el compromiso de cada miembro de la organización.

La vuelta al trabajo no debe suponer un repunte del virus, por eso hay que poner en marcha todas las medidas y precauciones necesarias.

Durante la desescalada, las recomendaciones del Gobierno se inclinan en primera instancia por el teletrabajo. Esta fórmula evita los desplazamientos, las aglomeraciones y el contacto con los compañeros en la oficina. Pero no todas las actividades tienen la posibilidad de llevarlo a cabo.

“Existirán colectivos más vulnerables por las características de sus puestos de trabajo a los que se les deben brindar apoyo en todo momento, aunado al hecho de las pérdidas de sus seres queridos que algunos han sufrido y que los hacen especialmente susceptibles”, recalca Aurelys María Marcano”, consultora de PRL.

Para Aurelys, esta vuelta a la nueva normalidad no está siendo igual para todos los integrantes de la plantilla. “Mientras las empresas buscan oxígeno en la oferta y la demanda, muchos trabajadores aún están bajo el amparo del ERTE, mientras que otros se encuentran cubriendo las tareas propias de sus puestos y la de sus compañeros ausentes. Esta realidad duplica la carga de trabajo, las horas de jornadas y los cambios de turnos, razón por la cual es importante mantener una buena comunicación con los trabajadores para evitar excesos que generen desmotivación y sobrecarga de trabajo”.

A continuación, resumimos en este artículo cómo debemos estructurar la vuelta al trabajo, qué debemos tener en cuenta en una plan de prevención de riesgos laborales, cómo definir las medidas de seguridad, adaptando el espacio de trabajo y la movilidad  de las personas, dentro y fuera de la empresa, para recuperar la normalidad de la manera más segura posible.

El teletrabajo como fórmula de prevención contra la Covid19

Nuestro modo de trabajar ha sufrido una profunda transformación, cuyo alcance real aún desconocemos. Sin embargo, ya sabemos que el teletrabajo ha irrumpido con un impacto inusitado e inimaginable.

Según el Banco de España, el 80% de nuestras organizaciones ha aumentado el teletrabajo. Según el INE, esta cifra no alcanzaba el 5% hace un año.

Para Jorge G. García de Ridruejo, formador en Prevención de Riesgos Laborales y Comportamiento Organizacional en Adecco Training: “Obviamente, la necesidad obliga. La lógica preventiva prescribe al servicio de prevención de cualquier organización articular medidas de previsión, prevención, protección y/o promoción de la salud laboral. Y el teletrabajo emerge como una herramienta esencial de previsión: una alternativa para eliminar (o minimizar) los riesgos en origen.

Cuando su aplicación es posible, es una estrategia inteligente por eficiente y rentable: no incrementa la inversión preventiva (evitando la subsiguiente adopción de medidas preventivas, de protección y de promoción) y permite mantener (cuando no aumentar) el desempeño y rendimiento profesional.

Su presente ya pasa por fórmulas híbridas y ponderadas con la presencialidad, en función del necesario equilibrio entre los requerimientos técnicos de cada sector de actividad y la flexibilidad potencial de cada puesto de trabajo.

En todo caso, no pueden (ni deben) existir fórmulas magistrales: protocolos de actuación preventiva iguales para sectores, organizaciones y profesionales diferentes. El teletrabajo aporta otros beneficios nada desdeñables en términos de salud psicosocial y gestión del bienestar profesional que deberían garantizarle un horizonte más allá de la tan ansiada vacuna. ¿Por qué no en forma de un principio de acción preventiva más de entre los tasados en el artículo 15 de la LPRL?”, propone el experto.

Cómo facilitar la reincorporación laboral 

Uno de los factores con los que hay que lidiar es el estrés y la ansiedad que ha producido y sigue produciendo esta situación de incertidumbre asociada a un contexto de crisis. Es importante tener en cuenta las cargas personales y particulares de cada uno de los miembros del equipo a la hora de retomar el trabajo.

Tras meses de confinamiento, la vuelta a la oficina debe gestionarse como lo que es: un proceso de cambio y reestructuración. Por ejemplo, la conciliación familiar es una de las grandes preocupaciones de todas las familias españolas dado que la mayoría de los niños siguen estando en casa.

Cuidar de la plantilla, flexibilizar horarios y paliar, en la medida de lo posible, estos efectos, se convierte en una responsabilidad real de la empresa.

La comunicación efectiva jugará un papel fundamental. Mantener al día al equipo de los protocolos, las medidas de seguridad y el cambio en las dinámicas diarias reduce el estrés y, por lo tanto, hace más sencilla la reincorporación.

En este sentido, Javier Cassini de Prevycontrol indica que los técnicos de prevención de riesgos laborales deben asumir un papel proactivo y tranquilizador a la vez que vigilante.

Cassini señala que en el contexto actual puede resultar interesante contar con profesionales externos que validen las actuaciones y protocolos implantados por las empresas con un doble fin. Por un lado, aportar mayor seguridad jurídica y, por otro, generar confianza y sensación de seguridad a los trabajadores, clientes y proveedores, así como una mejor imagen ante la Administración.

Hacia un plan de prevención de riesgos laborales durante la desescalada

Con la paulatina recuperación de la actividad laboral, el plan de prevención de riesgos laboralesadquiere incluso mayor importancia como herramienta clave para la integración de la prevención de riesgos laborales en la empresa. Es fundamental que dicho plan contemple las políticas preventivas y los protocolos de seguridad mientras continúe existiendo el riesgo biológico.

“Todo plan de prevención debe comenzar por la toma de conciencia de la dirección de la organización que deberá tener un firme compromiso por su implantación”, indica Marcos Neira, responsable de RRHH y PRL en Torneiro.

El experto considera fundamental que “el plan no solo recoja las medidas preventivas para la protección de los trabajadores, sino las pautas de actuación frente a los posibles futuros escenarios.  El plan de prevención debe establecer un método de seguimiento de la actividad de las personas, involucrándolas en el registro de sus propios movimientos para que, en caso de contagio, pueda ser aportado para una detección rápida y eficaz de los posibles contactos (garantizando siempre la protección de los datos personales), así como registrar las visitas que puedan producirse dentro y fuera de la empresa.

Para Marcos sería conveniente “introducir la realización de pruebas para detectar la enfermedad en los reconocimientos médicos, que adquieren una especial relevancia en aquellos casos de personas asintomáticas, pues su detección implica una gran transcendencia para frenar la transmisión de la enfermedad”. La consultora de PRL Aurelys María Marcano coincide con Marcos: “En la medida de lo posible, se debe realizar tests para medir la inmunidad de los empleados o su vulnerabilidad ante un nuevo rebrote. En este sentido, la vigilancia de la salud debe ser una constante a cumplir en las empresas sin bajar la guardia en ningún momento”.

Además, el plan deberá prestar una especial atención a aquellos riesgos psicosociales que están aflorando como consecuencia de esta pandemia, con especial énfasis en el cuidado de la salud mental. El experto propone una mayor flexibilidad laboral que permita a los trabajadores la conciliación de la vida profesional y personal”.

Los factores psicosociales en los planes de prevención

Raquel Baños, técnico en riesgos laborales, también resalta la importancia de abordar la vuelta a la nueva normalidad con planes de acción tangibles relacionados con factores psicosociales.

“Son los grandes olvidados y los que probablemente generen altos costes emocionales y económicos. Y es que la Covid-19 no está suponiendo únicamente un riesgo biológico nuevo, sino también una crisis económica y un confinamiento, además de otros factores derivados de la pandemia, que están generando tremendos problemas psicosociales. Estos afectan a nuestra seguridad y salud, y han de estar gestionados a la perfección”.

Raquel considera que el miedo, la ira, la tristeza y otras emociones mal gestionadas están detrás de numerosos accidentes e incidentes laborales y de otras patologías, que cursan baja camufladas como contingencias comunes, como las cefaleas tensionales o los dolores de espalda.

“No basta con dejar constancia en un informe para cubrir el expediente. Necesitamos compromiso 100% por parte de empresas y trabajadores, porque la prevención de riesgos laborales no solo ahorra costes a la empresa, salva vidas. Es una inversión tremendamente inteligente, un verdadero win-win (trabajador-empresa). Recordemos que el empresario es máximo garante de seguridad y salud, y que salud no es solo ausencia de enfermedad, sino un estado de bienestar físico, mental y social completo”.

Medidas organizativas preventivas para la vuelta al trabajo

Adaptar el espacio es otra de las medidas necesarias para la vuelta a la actividad. Al igual que las terrazas y las tiendas han tenido que modificar las zonas de uso, en las oficinas es importante que se hagan los cambios oportunos para garantizar la seguridad de los empleados.

Es el momento de revisar cómo están configurados los espacios del centro de trabajo, los accesos y salidas al mismo, los posibles puntos de contacto físico, los espacios comunes, la limpieza y desinfección diarias, entre otros, para garantizar el distanciamiento social y las medidas higiénico sanitarias.

“En general, hay que repasar el ajuste al RD 486/97 sobre condiciones de seguridad y salud en los lugares de trabajo, pues el riesgo biológico ya no es tan exclusivo de determinadas empresas, sino que se ha generalizado por un asunto de salud pública que afecta a los centros de trabajo”, señala Cassini.

Hugo García Gay, manager de Seguridad, Salud & Bienestar en Globalia, apunta a la necesidad de protocolos de vuelta al trabajo que contemplen no solo medidas preventivas en los centros de trabajo, sino durante los desplazamientos de los trabajadores.

La reanudación de la actividad laboral de manera presencial debe guiarse por el principio de minimización del riesgo de exposición al virus y, por ello, las medidas deben ir encaminadas a eliminar y reducir los posibles focos de propagación del virus. Para Hugo, es necesario promover el teletrabajoen la medida de lo posible. Además, se debe formar e informar a los trabajadores sobre el protocolo a seguir y dotar a los centros de trabajo de la señalética informativa adecuada.

El distanciamiento personal debería ser de, al menos 1´5 metros y la compañía debería proveer a los trabajadores de geles hidroalcohólicos o desinfectantes. El experto recomiendo evitar posibles aglomeraciones de trabajadores, sobre todo en  la entrada y salida, así como en las zonas comunes. Algunas alternativas son la organización de turnos, las jornadas intensivas o el acceso escalonado. 

Las reuniones o desplazamientos de trabajo no esenciales se pueden sustituir por llamadas telefónicas, videoconferencias, etc. En el caso de que deban ser necesariamente presenciales, se deberá mantener la distancia de 1,5 metros como mínimo y el resto de medidas higiénico sociales, haciendo uso de mascarilla en caso de no poder garantizar dicho distanciamiento.

Respecto al control de la movilidad de personas en el centro de trabajo, si los trabajadores realizan el fichaje con huella dactilar, este será sustituido por cualquier otro sistema o bien se deberá desinfectar antes y después de cada uso, advirtiendo a los trabajadores de esta medida. Lo mismo sucede si el acceso al parking se realiza a través de interfono físico; debería evitarse el contacto físico.

Para compartir el espacio, es necesario disponer de un listado de control (nombre, apellidos, staff, hora y firma) en la entrada y salida al centro de trabajo y en las zonas comunes, para detectar, en caso de algún posible positivo, todos los contactos estrechos del mismo.

En cuanto a la limpieza y la gestión de residuos, se deberá realizar una limpieza exhaustiva y diaria de las instalaciones y equipos, garantizando el seguimiento de los protocolos de desinfección y limpieza, incluidos los sistemas de climatización. Se velará por la adecuada renovación del aire, manteniendo las puertas abiertas siempre que sea posible.  Y, por último, la eliminación de mascarillas y papel secante se debería realizar en contenedores específicos.

Maite Salvador añade como medida el uso de herramientas de control de temperatura en los accesos a los centros de trabajo, tanto para trabajadores como para personas que visiten las instalaciones.  “Si la temperatura es igual o superior a los 37,3ºC, se considerará persona con posibles síntomas de COVID, por lo que no se le permitiría el acceso a las instalaciones”. Otra herramienta es un auto-cuestionario, con preguntas como: ¿Ha estado en contacto con alguien que conozca que esté diagnosticado de coronavirus (COVID-19)?  ¿Presenta alguno de los siguientes síntomas? (tos, fiebre, dolor en la garganta, falta de olfato), etc. De forma idéntica a la toma de temperatura, si se detecta que la persona ha podido estar expuesta o tiene sintomatología, se la imposibilitará el acceso a las instalaciones. La empresa deberá adaptar la condiciones de trabajo organizando los espacios de trabajo para garantizar la distancia mínima. Si esto no fuera posible, deberá proporcionar los equipos de protección individual necesarios y adecuados al nivel de riesgo. Es importante tener en cuenta no solo la presencia de trabajadores propios, sino también de clientes o trabajadores externos para controlar la afluencia de personas en los centros de trabajo”.

En el caso de sectores específicos como el logístico, acudimos a la compañía andaluza CAYCO para que su directora de comunicación, Marta González, y su responsable de RRHH y PRL, Carmen Alcántara, nos expliquen las medidas que la compañía ha adoptado para garantizar la seguridad de su plantilla. “Durante esa delicada situación que hemos vivido, ha sido imprescindible la estrecha colaboración de RRHH y Comunicación. Trabajando mano a mano, hemos conseguido evitar la incertidumbre, el miedo y el estrés mediante una comunicación fluida con los empleados”.

Marta y Carmen coinciden con Hugo en garantizar la formación e información a los empleados. En este caso, la compañía ha proporcionado un manual, que se actualiza periódicamente, con las medidas de seguridad y las normas de obligado cumplimiento, así como el protocolo a seguir en caso de que algún empleado detecte síntomas compatibles la Covid19.

Una vez más, el teletrabajo se muestra como la mejor opción a minimizar riesgos. En el centro de trabajo, la compañía ha implantado las siguientes medidas para garantizar el desarrollo de su actividad de forma segura, como un protocolo de movimientos por sus instalaciones (delimitando las zonas de trabajo), la colocación de mamparas protectoras para garantizar las medidas de seguridad, y la distribución de mascarillas y guantes entre los empleados, junto a los geles desinfectantes en ubicados diversos puntos de centro de trabajo para garantizar su accesibilidad.

 

Las medidas higiénico sanitarias que ya hemos ido adquiriendo se deben mantener con un mayor grado de control en la oficina. Porque es esencial retomar la actividad en un espacio seguro.

Como el teletrabajo no es una opción para todos, la vuelta al trabajo tiene que darse de forma paulatina, garantizando las condiciones de máxima seguridad, tanto físicas como emocionales para todos los empleados.