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Prevención de riesgos laborales y empresa saludable cuestiones de enfoque y algunas implicaciones jurídicas futuras

Autor: Javier Cassini Gómez de Cádiz,
Auditor Jefe y Director en Prevycontrol, Auditora de SGPRL

En materia de Prevención de Riesgos Laborales como en cualquier ámbito jurídico, para los profesionales del Derecho -destinatarios principales de este medio- debe ser de interés conocer los caminos y tendencias del mundo empresarial para huir de una única aplicación del Derecho como reacción a demandas o interposición de las mismas.

En esta línea, desde hace unos años en el mundo del trabajo se está introduciendo el concepto de Empresa Saludable.

Lo que en un principio se interpreta como el simple fomento de hábitos de vida saludables entre los trabajadores, es un campo de enorme proyección y con evidentes ventajas que, con el tiempo, redundarán de modo manifiesto en los resultados de la empresa.

No es objeto de estas líneas desarrollar lo que supone el concepto de Empresa Saludable, sino aportar un punto de vista sobre la relación entre la gestión de Prevención de Riesgos Laborales y lo que se entiende por Empresa Saludable llegando a la diversidad de las personas en su aplicación.

Desde un punto de vista conceptual y jurídico, parece que la obligación de las Empresas terminará excediendo del ámbito estricto de la empresa y es de esperar que, con los años, se empiece a legislar en este sentido. Un ejemplo, inicial y de vinculación más clara, está siendo la desconexión tecnológica o la influencia de los cambios tecnológicos y modos de trabajo en la gestión de prevención de riesgos laborales, ya abordada en anteriores textos en www.legaltoday.com:

Comencemos por definir los objetivos generales de ambos campos, Prevención de Riesgos Laborales y Empresa Saludable.

En lo que respecta a la Prevención de Riesgos Laborales, y tratando de definir objetivos en poco espacio, podemos decir que el fin es que a los trabajadores «no les pasen cosas negativas por el hecho de ir a trabajar». Si nos centramos en la Seguridad del Trabajo, que no les ocurran accidentes, si lo hacemos en la Higiene Industrial, que no se desencadenen enfermedades profesionales, si hablamos de Ergonomía que los trabajadores no sufran daños -a corto o largo plazo- por la inadaptación de su puesto de trabajo a sus condiciones psicofísicas o, abordando la Psicosociología, que las relaciones del trabajador con su entorno social en el trabajo no le supongan trastornos de ninguna clase. Y todo ello con el control que supone la realización de reconocimientos médicos específicos con el fin de comprobar, inicial y periódicamente, el estado de los trabajadores en relación a su puesto de trabajo.

Es un objetivo muy amplio pero centrado, como no puede ser de otro modo, en el entorno laboral del trabajador; aunque también resulta evidente que un bienestar laboral influye en todas las facetas de la vida de una persona y, además, son muchas las horas que pasamos en nuestra ocupación laboral.

Si tratamos de definir en pocas líneas el objetivo del concepto de Empresa Saludable, repasando distintas definiciones, podemos decir que es saludable una empresa que desarrolla políticas que tienen como objetivo proteger la salud, la seguridad y el bienestar de los trabajadores desde un enfoque global que supera el entorno físico donde se desarrolla el trabajo. También podemos decir que una Empresa Saludable es aquella que, además de prevenir los daños a la salud -en un sentido amplio-, promociona conscientemente su mejora.

Del análisis de estas definiciones podemos deducir dos aspectos principales:

a) Que el modelo de Empresa Saludable no debe ser una serie de acciones puntuales tendentes a promocionar la salud, sino parte de la Política General de la empresa estableciendo un programa estable de acciones con un sentido de gestión.

b) Que, relacionando Empresa Saludable y Prevención de Riesgos Laborales, la primera supera el ámbito de la segunda y, podríamos decir que hasta la engloba. Es decir, no podemos plantear que estamos avanzando hacia un modelo de Empresa Saludable si no estamos gestionando adecuadamente la Prevención de Riesgos Laborales en la empresa, pero ésta no es el único campo a tener en cuenta.

Como suele ser habitual cuando se trata de introducir nuevos conceptos en las políticas empresariales, el llegar a modelos homogéneos -o incluso normalizados- es cuestión de mucho tiempo y la maduración es lenta. Mientras se avanza, las empresas van asumiendo soluciones parciales y, en algunos casos, muy heterogéneas que, normalmente, no parten de la diversidad de las personas. Resulta frecuente comprobar que las empresas están realizando campañas puntuales sobre hábitos de ingesta de comida, de fomento de la actividad física, etc. Pero en pocas ocasiones se está pasando de ahí; por ejemplo, no se están midiendo resultados ni se están integrando estos conceptos en la política general de la empresa.

Si hablamos de medir resultados, es evidente que tenemos que conocer los efectos sobre las personas con las que trabajamos de las acciones efectuadas; esto es clásico en cualquier sistema de gestión, se ha de poder medir, tenemos que tener indicadores.

Pues para poder medir, las personas han de participar -de lo contrario no tendríamos datos- y, si queremos tener resultados positivos, deberemos tener en cuenta la diversidad humana.

Apuntemos ahora algunas propuestas relacionadas con la diversidad de las personas, aunque sea de modo no exhaustivo, y que nos parecen de interés, incluso necesidad, para abordar con éxito un modelo de Empresa Saludable. Como hemos planteado con anterioridad, resulta capital contar con la participación de los trabajadores para mejorar sus hábitos de salud, si no son conscientes de precisar mejora cualquier esfuerzo que la empresa realice será infructuoso. Pensemos en lo siguiente:

  • Es frecuente que se propongan actuaciones sobre la salud de modo general a todos los trabajadores. En los aspectos físicos, lo que a un trabajador puede beneficiarle a otro puede perjudicarle incluso estando en buen estado de salud, tanto en lo referido a ingesta como a lo que cada persona precisa para el desempeño de su trabajo, biológicamente somos distintos. La relación con la disciplina preventiva de Medicina del Trabajo resulta evidentemente primordial, abordando la diversidad física de cada persona y avanzando paulatinamente en las necesidades físicas de cada trabajador en función de su puesto de trabajo, no únicamente aportando hábitos de vida generales.
  • En lo referido a la personalidad y tendencias de comportamiento de cada trabajador, también partimos de la necesidad de disponer de la implicación de los trabajadores. Estaremos de acuerdo que no todos reaccionamos de la misma manera a los mismos estímulos y que a cada persona se le motiva de distinta manera; es decir, no vale el café para todos, hay que vender las cosas de distinto modo a cada trabajador y dicha venta será más o menos efectiva si conocemos las tendencias de personalidad de cada persona. Es decir, a nadie se le escapa que el modo de plantear los asuntos influye en que participemos en mayor o menor medida en los mismos y aquí somos aún más distintos que en los aspectos físicos.

Resumiendo, resulta claro que la aplicación de un modelo de Empresa Saludable debe partir, como premisa básica y necesaria, de la diversidad humana, tanto a nivel físico como psíquico. De lo contrario, se nos antoja fácil que se puede caer en una simple divulgación de medidas generalistas sobre hábitos de salud, y fomento de las mismas, y con el presumible problema de baja participación por parte de los trabajadores, lo que también tendrá que ver con el entorno social en el que vivimos y las características concretas de nuestra sociedad.

Resulta igualmente claro que si una empresa aborda la implantación de un modelo de Empresa Saludable persigue un resultado en su cuenta de explotación, partiendo de que mejorará su productividad disminuyendo su absentismo o por el aumento de la felicidad de sus trabajadores e, incluso, debido a una mejora de la imagen entre sus clientes, proveedores y Administración.

Abundando en lo anterior, ser una Empresa Saludable puede aportar una rebaja importante de los costes médicos por bajas laborales (ya sean por accidentes o enfermedades profesionales o comunes), disminución de los costes asociados a sustituciones por bajas, incremento de la productividad (por lo anterior y por la mejora del clima laboral derivada de la felicidad de las personas), anticipación del retorno de la inversión en prevención de riesgo laborales, etc.

Es decir, abordar la implantación de modelos de Empresa Saludable se puede considerar como una evolución de la prevención de riesgos laborales, como la continuación de la línea creada dentro de la empresa hacia el exterior y con beneficio redundante a la empresa. Además, se empezará a configurar como un arma de defensa jurídica, tanto en mejora de imagen externa como en disminución de responsabilidades «in vigilando».

Un mundo por descubrir y otra vía de avance y especialización para los expertos en prevención de riesgos laborales.