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¿Y si la PRL se tuviera en cuenta para acceder a un puesto de trabajo?

Hace poco leía que se está empezando a definir la exigencia de que se informe sobre el salario en el proceso de acceso a un puesto de trabajo.

Lo anterior parece adecuado para apoyar la transparencia y que no existan diferencias por género u otro motivo en este momento de la vida laboral de las personas. Por experiencia, muchos de nosotros sabemos, que esto se ha hecho casi desde siempre, pero no es menos cierto que hay casos en los que no es así y ocurren sorpresas que no deberían de existir, más aún en momentos en los que el trabajo es un bien escaso y la situación económica es mejorable.

Pero me ha dado por pensar, sin quitarle un ápice de importancia al salario pues la tiene y mucha, lo que sucedería si se tuviera en cuenta en el momento de acceder a un puesto de trabajo el modo en el que la empresa se ajusta a la normativa en prevención de riesgos laborales (PRL), o las características personales de los trabajadores que puedan poner en riesgo su propia integridad o la de sus compañeros.

Ya, es una hipótesis lejana pero, ¿no debería de llegar?

Si la empresa no se ajusta debidamente a nuestra PRL, el trabajador asume riesgos vitales y debería dudar -si se lo puede permitir- y, si lo vemos desde el otro lado, ¿el empresario tendría dudas de contratar a una persona temeraria para un puesto no exento de peligros graves? -igualmente, si se lo puede permitir y tiene opciones para contratar-.

¿Somos capaces de imaginar a un trabajador preguntando sobre si la empresa tiene evaluado y controlado el equipo de trabajo con el que tiene que trabajar?, o bien, ¿qué política de revisión mantiene la empresa con los arneses de seguridad que voy a tener que utilizar? La cara del entrevistador, como mínimo, sería de sorpresa y, probablemente, no sería un aspecto valorado positivamente en el momento de incorporación y, además, sería extrapolado al pensamiento simple de que «este trabajador dará problemas».

O, pasando al otro lado de la mesa, que una empresa quisiera comprobar las características de personalidad de un candidato a un puesto de trabajo para contrastar si dichas características asociadas a las del puesto a ocupar puede producir riesgos adicionales; pensemos en algún trabajador con escasa percepción del riesgo que se le ofrece un puesto en el que debe trabajar en altura… Posiblemente, este análisis se consideraría como una invasión de la intimidad del trabajador y como algo subjetivo que no debe «empañar o  contaminar» un proceso de selección de personal.

Pero, estaremos de acuerdo supongo, en que un análisis de este tipo puede resultar útil para orientar mejor un proceso de incorporación en su vertiente de información y formación en materia de PRL.

Espero que con el tiempo, no nos sorprendamos de estas preguntas u otras parecidas y entendamos que, dentro de los aspectos a valorar para ingresar en un puesto de trabajo se encuentra también nuestra actitud y características personales vinculadas a la PRL.

Posiblemente pueda ser útil para disminuir accidentes y mejorar los procesos de incorporación a las empresas.

El tiempo dirá pero, por ahora, ¿se abre debate?